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Pide cardenal incrementar el diálogo entre disciplinas

30 Sep.2024
Author: UDEM
Credits: Archivo UDEM
  • El cardenal portugués José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Curia Romana, participó en un encuentro con la comunidad de la Universidad de Monterre

En una universidad de inspiración cristiana, en el mundo actual, es necesario incrementar el diálogo y poner en relación a las diversas profesiones y disciplinas del conocimiento, de acuerdo con el cardenal portugués José Tolentino de Mendonça. 


En el mundo en que vivimos ahora, todos tenemos que ver, unos con los otros, por eso tenemos que dialogar más, tenemos que poner nuestras disciplinas en relación; al final, proseguimos la inspiración de los antiguos, que son nuestra raíz, cuando decían: ‘todo lo que es humano nos interesa’; y buscamos complementarnos más”, señaló. 

El prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Curia Romana tuvo un encuentro con la comunidad de la Universidad de Monterrey, la tarde del viernes 27 de septiembre, en la Sala del Claustro Universitario. 

En el evento, estuvieron presentes Álvaro Fernández Garza, presidente del Consejo de la UDEM; el rector Mario Páez González; monseñor Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM); monseñor Alfonso Cortés, arzobispo emérito de León y responsable de la Dimensión de Educación y Cultura de la CEM. 

Asimismo, asistieron vicerrectores, consejeros, directivos, docentes y estudiantes de la UDEM. 

Tolentino de Mendonça afirmó que todas las universidades, y por supuesto con responsabilidad más grande una universidad de inspiración cristiana, tiene misiones muy definidas, como la de la transmisión del conocimiento y la investigación.  

El líder católico se refirió a la transmisión del conocimiento como un gran arte humano, sin llegar a ser un “automatismo”, sino que se trata de a profesores y alumnos en una relación que sea calificada éticamente y que sea una relación de fraternidad en la búsqueda del conocimiento.  

“Lo que distingue la fuerza de una universidad es cuando el conocimiento es transmitido no solo en un modo eficaz, sino en un modo que ayuda a una visión integral de la vida; se transmite saberes, mas también sabiduría; se transmite un conocimiento, mas también criterios de vida”, aclaró. 

El cardenal destacó lo que la pandemia provocó: un acelerado desarrollo de los medios tecnológicos que permitió a la sociedad crear plataformas virtuales, pero también dejó en claro la importancia de lo presencial. 

“Verdaderamente, una universidad funciona cuando nos permite una experiencia de inmersión en un contexto, en una comunidad, en un mundo de relaciones humanas que sean virtuosas en el sentido de que todos juntos valoran la contribución de todos y colaboran por objetivos comunes”, explicó. 

Tolentino de Mendonça calificó como fundamental en una universidad la dimensión de la investigación, ya que “una universidad no vive de la repetición, vive de la búsqueda, de la investigación sincera, de una verdad que se revela, cuando nos empeñamos con las metodologías científicas a buscarla en todas las áreas”. 

El líder religioso mencionó que el papa Francisco, cuando visita los contextos escolares y las universidades, ha comentado que “nosotros no somos repetidores de un pasado, no somos adoradores de cenizas, mas sabemos que nuestra misión es buscar el fuego, que ilumine verdaderamente la humanidad de todos”.  

Agregó que es claro que una universidad en su conjunto es una comunidad de investigadores, porque sus alumnos los son desde el inicio y se preparan para serlo: “seguramente la Universidad de Monterrey es fuerte en su investigación”.

“De una universidad de inspiración cristiana y católica  se pide una responsabilidad de integrar en las temáticas de investigación los grandes problemas humanos, porque nuestra raíz es clara: nosotros no debemos huir de las cuestiones difíciles, al contrario, tenemos la responsabilidad de pensar en los grande dilemas, las grandes preocupaciones, que no son fáciles de solucionar; nosotros habitamos la complejidad”, estableció. 
Al mismo tiempo, refirió el prelado, la visión humanista hace pensar en los temas más fuertes de la humanidad, como los temas de las oportunidades, de una economía abierta, de una visión social más armoniosa, sobre el transhumanismo, el poshumanismo, las nuevas formas de inteligencia o de computación.  

“No se queden a abrir puertas que están abiertas, busquen abrir puertas que están cerradas, que no existen aún; sean originales y arriesguen en términos de un humanismo”, señaló.

Agregó que la tercera misión de la universidad es la restitución, ya que la universidad tiene una responsabilidad social: “nosotros tenemos el deber de restituir, por ejemplo, a la sociedad y a la Iglesia; es cada vez más importante”. 
Tolentino de Mendonça comentó que una universidad es un lugar de una educación formal, pero también debe estar abierta a la educación informal, tal como las experiencias del voluntariado de las Misiones UDEM en África, que son en sí mismas una escuela: “en una semana o en un mes, las vidas se transforman”. 

El funcionario de la Curia Romana hizo notar que, mientras que derechos como la libertad y la igualdad han sido legisladas, el concepto de “amistad social” o la fraternidad de la que habla el papa Francisco no tiene leyes que la sustenten: “solo hay una ley interior, un llamado de fe”, sin embargo, destacó que es un saber que una universidad está llamada a construir de una forma continua y permanente. 

Dentro del Pacto Educativo Global, el papa recuerda tantas veces que no se puede globalizar el miedo, ni la dictadura de la indiferencia, pero que es necesario globalizar la esperanza, “porque su capacidad de don y servicio, de construcción amistad social, de responsabilidad social, fue plenamente asumida, es una universidad que vive una gran responsabilidad, que pasa por la ecología, y su preocupación por tener un campo sostenible, mas pasa también por una ecología humana”. 

De acuerdo con Tolentino de Mendonça, el papa Francisco indicó en el Laudato Si la necesidad de una visión sistémica, que es una de las grandes contribuciones del Sumo Pontífice en el diálogo con la ciencia moderna es que hoy las visiones que funcionan son las visiones sistémicas.

El cardenal portugués llamó a valorar las nuevas culturas y el saber de los antiguos, por lo que es necesario ser más poliformes: “nuestro pensamiento no puede ser unidimensional y único, el pensamiento del futuro será siempre más polifórmico, por eso una universidad nos enseña que quien se interesa solo por el Derecho no sabe nada del Derecho, porque es (necesaria) esta transversalidad, esta curiosidad permanente, esta capacidad de mantener viva la pregunta”.  

En su mensaje de bienvenida, el rector Páez González recordó que el proyecto educativo de la UDEM surgió tras la preocupación por tener una universidad que prepara a las y los alumnos con un perfil más humanista y, después de 55 años, la UDEM sigue haciendo vida la misma visión que le dio origen. 

El directivo universitario explicó que la Universidad de Monterrey, basada en su inspiración católica, valores y excelencia académica, forma integralmente a la persona para que contribuya a la construcción de una sociedad sostenible, trascienda con el servicio a los demás y alcancen su plenitud. 

El Pacto Educativo Global, propuesto por el papa Francisco, nos da la oportunidad de reflexionar y reafirmar nuestra esencia y nuestra misión educativa; encontramos una profunda coincidencia de esta propuesta con el modelo formativo de la UDEM, al tener como centro de nuestro quehacer a la persona; al escuchar y acompañar a nuestros estudiantes; y al promover el rol y el valor de la mujer en nuestra sociedad”, apuntó.

Por su parte, monseñor Cabrera López subrayó que el actual es un momento muy especial para Iglesia, pero también para el país, “porque la Iglesia nos pone en sinodalidad, es decir, nos pide escucharnos y caminar juntos, la clave de la vida y también de la educación”.

El arzobispo de Monterrey destacó la necesidad de mirar “hacia un mismo punto”: primero la mirada a Cristo, pero también mirar a las y los hermanos. 

“Ustedes saben que vivimos en una metrópoli, en una ciudad, con un gran cinturón de miseria, con mucha pobreza, juntos tenemos que ver esta realidad; y la misión de esta Universidad es esa: mirar este mundo que nos necesita”, indicó. 
 

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