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Define la caricatura periodística como reflejo crítico de la realidad

25 Apr.2025
Author: UDEM
Credits: Archivo UDEM
  • El caricaturista y artista plástico Darío Castillejos participó en el conversatorio ante estudiantes de los niveles de nivel de preparatoria y de profesional de la Universidad de Monterrey


El reconocido caricaturista político y artista plástico Darío Castillejos desentrañó la esencia de su singular profesión, destacando la exageración no como una distorsión, sino como una herramienta para intensificar la realidad y provocar una reflexión profunda en el espectador.

En un conversatorio que ofreció ante estudiantes de los niveles de preparatoria y de profesional de la Universidad de Monterrey, la tarde del miércoles, en salas de Aprendizaje Permanente del edificio Estoa, Castillejos argumentó que “exagerar es una forma de presentar la realidad más extremo-dramática para llamar la atención, hacer la historia un poco más interesante”.

El caricaturista oaxaqueño diferenció claramente la exageración de la mentira. “Exagerar no es igual a mentir”, sentenció, explicando que mientras la exageración busca realzar un aspecto de la verdad, la mentira persigue el engaño con intenciones ocultas.

Y mentir es diferente porque busca engañar con una información falsa y además persigue un interés, pues,oscuro”, añadió Castillejos, estableciendo una línea divisoria ética fundamental entre ambas prácticas comunicativas.

Al inicio de su intervención, Castillejos compartió una reflexión sobre la pérdida de la inclinación por el dibujo a medida que avanza la educación formal, describiendo cómo los garabatos infantiles migran de la centralidad de la hoja de las libretas a los márgenes y, finalmente, desaparecen.

“Si tú revisas una libreta de preescolar o de los primeros años de primavera, está llena de dibujos, de garabatos… pero cuando revisamos tus libretas y revisamos tus apuntes de los finales de la primaria, desaparecen de ahí, del centro de la hoja”, ilustró el artista.

Sin embargo, Castillejos se confesó un “rebelde” que persistió en su pasión por el dibujo, incluso durante sus estudios de Derecho, donde caricaturizaba a maestros y compañeros, demostrando que la creatividad puede florecer en los ámbitos más inesperados.

“Yo fui un poquito rebelde en ese sentido. Yo no dejé que se fueran. Y  entonces, cuando estaba estudiando Derecho… yo estaba aprendiendo a caricaturizar a los maestros y a los compañeros”, reveló con humor el caricaturista.

Castillejos compartió su profunda conexión con su oficio, diferenciándose de aquellos que anhelan la jubilación para escapar de su trabajo. Para él y muchos dibujantes, el retiro ideal es tener más tiempo para dedicarse a dibujar por puro placer.

“Yo te puedo decir que la mayoría de los dibujantes que yo conozco viven pensando en retirarse un día, ¿saben a qué?, a dibujar”, confesó, revelando la intrínseca motivación que impulsa a estos artistas.

Al abordar el proceso creativo, Castillejos definió la caricatura como “el arte de la exageración” y explicó que la palabra “caricatura” proviene del latín “caricare”, que significa cargar o exagerar, remontándose a sus orígenes en una escuela italiana de la familia Carracci.

“Les voy a decir de dónde viene la palabra caricatura: de la raíz latina caricare. ¿Y qué quiere decir caricare? Cargar o exagerar. Entonces, una caricatura exagerada”, detalló Castillejos sobre la etimología y la esencia de su arte.

Finalmente, Castillejos reflexionó sobre el propósito de los caricaturistas en la sociedad, concluyendo que su labor fundamental radica en estimular la conciencia crítica del público, invitándolo a cuestionar la realidad, especialmente a los gobiernos y sus acciones.

“Se pregunta muchas veces si los caricaturistas sirven para algo… pero lo que sí es que generamos en la gente que la conciencia crítica sea buena”, sentenció Darío Castillejos, reivindicando el papel crucial del arte de la exageración en el debate público.

Castillejos realiza los cartones que ilustran la sección Diálogo Ñ de la revista Foreing Affairs Latinoamérica, además de que labora como caricaturista editorial en El Imparcial de Oaxaca y ha obtenido el Premio Estatal de Periodismo de Oaxaca en 1997, en 1999 y en 2005, así como el Premio Nacional de Periodismo en 2015.

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