Exhorta a que gobiernos legislen para fomentar derechos humanos en empresas
Para Vanessa Ramos González, son indispensables tres elementos para aplicar la debida diligencia en derechos humanos en las empresas: el establecimiento de obligaciones globales, la implementación de un plan de educación para las empresas y la puesta en marcha de planes integrales, que involucren no solo a las empresas, sino también a los gobiernos y a la sociedad.
Son algunas de las ideas sobre las que la exalumna de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad de Monterrey reflexionó para ganar el primer lugar en la categoría Estudiantes de Grado Bachiller, Pregrado y Recientes Graduadas y Graduados del Primer Concurso Latinoamericano de Ensayo sobre Empresas, Derechos Humanos y Conducta Empresarial Responsable.
Vanessa participó en el certamen con el ensayo Los desafíos de la obligatoriedad de la debida diligencia en la cadena de suministro, que luego presentó en el VI Foro Regional sobre Empresas y Derechos Humanos para América Latina y el Caribe, a principios de octubre pasado, realizado de forma virtual.
La ExaUDEM señaló que, en un mundo global, se requieren obligaciones globales y al menos los gobiernos deberían esforzarse por coordinar las leyes nacionales de debida diligencia para fomentar los derechos humanos al interior de las empresas.
Más puntualmente, plantear un mismo entendimiento de qué se les exigirá a las empresas, cuáles serían las sanciones de incumplimiento y quién sería responsable de juzgar un incumplimiento, sin importar nacionalidad de origen o sitio donde se comete el crimen”, indicó.
En opinión de la internacionalista, es necesario implementar un plan de educación para las empresas sobre cómo aplicar la debida diligencia de manera sostenible y con empatía cultural.
“Por muchos años, quienes han discutido y negociado las normas de derechos humanos han sido diplomáticos, internacionalistas o abogados en su mayoría, pero no van a ser ellos quienes implementen la debida diligencia, sino las y los directivos de RH, de gestión de riesgo o miembros de responsabilidad social de las compañías. ¿Quién está capacitando a esas personas para implementar las normas que por años se han trabajado?”, cuestionó.
Sin embargo, Vanessa aclaró que la tarea no es solo de las empresas, sino también de los gobiernos y la sociedad, por lo que son necesarios planes nacionales integrales, no solo políticas empresariales del tema y leyes que obligan a empresas.
“Las empresas no son nuestras enemigas (...) prefiero pensar en que las empresas son fuente de empleo y prosperidad financiera para un país y que hay empresas que, sea por marketing o por verdadera responsabilidad moral, buscan la sostenibilidad, solo que no saben cómo alcanzarla”, expuso.
INCONSISTENCIA LEGAL Y DESVENTAJA COMPETITIVA
América Latina se posiciona como un proveedor de países principalmente desarrollados, de acuerdo con Vanessa, entre ellos, Estados Unidos y algunas naciones de la Unión Europea, que cuentan con gobiernos con mayor avance en materia legislativa para obligar a las empresas con el cumplimiento de un proceso de debida diligencia en derechos humanos, aunque existen varias inconsistencias en la naturaleza de las legislaciones.
“Estas leyes no son leyes de derechos humanos per se, sino leyes comerciales con tinte de derechos humanos: esto implica una alteración en la diplomacia económica más que una potencial mejora en la cultura de derechos humanos”, destacó.
La exalumna mencionó que, bajo la luz de la legislación vigente, en varios casos, las empresas no son inocentes hasta que se demuestre lo contrario y una leve sospecha las hace culpables hasta que no apliquen un proceso de debida diligencia y demuestren su inocencia.
“Este tipo de legislaciones comerciales ponen en desventaja competitiva a las empresas de América Latina, de quienes inherentemente se sospecha por el contexto regional y la mala reputación en materia de derechos humanos”, explicó.
CREAR VALOR PARA LA HUMANIDAD GENERA MEJOR VERSIÓN
Desde que ingresó a la carrera, Vanessa tenía la idea de fomentar actividades para defender los derechos humanos y en cada proyecto o ensayo de sus materias se orientaba hacia ese tema, además de que cursó el Diplomado de Derechos Humanos, impartido anualmente en la UDEM por la Comisión Estatal de Derechos Humanos y ACI UDEM, y su Proyecto de Evaluación Final trató sobre las empresas y el derecho a la no discriminación.
Vanessa comentó que, en la UDEM, aprendió que la sostenibilidad es clave para alcanzar la trascendencia que buscaba, a través del balance entre lo social, lo medioambiental y lo económico.
Fue así que entendió que si quería defender los derechos humanos también debía entender al sistema económico, local y global, y qué mejor que entenderlo a través de sus principales agentes: las empresas.
“Creo que siempre serás tu mejor versión cuando tu profesión y todo lo que hagas en este mundo lo dirijas a crear valor para la humanidad y eso es lo que te inculca la UDEM”, sostuvo.
Y también la UDEM inspira a través de sus maestros y maestras, enfatizó Vanessa, porque cada quien aportó “una gota de conocimiento”, que juntó para “ser la persona crítica y de pensamiento holístico que creo que soy ahora”.
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