Aumentar el salario mínimo de postdoctorados biomédicos en EE. UU.
En el mundo competitivo y en constante evolución de la investigación biomédica, el papel de los postdoctorados es fundamental. Recientemente, un informe de un grupo asesor de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU (NIH), ha propuesto una serie de cambios significativos que podrían marcar un antes y un después en la experiencia y las perspectivas de estos profesionales. Entre las recomendaciones más destacadas se encuentra el aumento del salario mínimo de los postdoctorados biomédicos a $70,000 dólares, un salto considerable desde el mínimo actual de $56,484.
Esta propuesta no solo busca reconocer el valor intrínseco del trabajo de los postdoctorados sino también abordar un problema más amplio: la necesidad de mantener la competitividad de Estados Unidos en el campo de la investigación biomédica. Shelley Berger, co-presidenta del grupo y profesora de epigenética en la Universidad de Pennsylvania, enfatizó durante la presentación del informe que este aumento es crucial para proteger la competitividad biomédica de EE. UU.
El impacto de tal incremento salarial va más allá de los números en un cheque de pago. Este refleja un cambio en la valoración del trabajo científico postdoctoral, el cual históricamente ha sido subestimado en términos económicos. Además, esta medida podría influir significativamente en la estructura salarial de los postdoctorados en diversas instituciones académicas a lo largo del país, muchas de las cuales toman como referencia los niveles salariales del NIH.
Pero el informe no se detiene en el salario: propone una ampliación de los beneficios de salud, retiro y cuidado infantil, junto con un apoyo incrementado para los postdoctorados internacionales. Dichas medidas reconocen y abordan las diversas necesidades y desafíos que enfrentan los investigadores en esta etapa crucial de su carrera.
La recomendación de un límite de cinco años para las posiciones postdoctorales es otro punto clave. Esta medida busca evitar la prolongación excesiva de estas etapas formativas y promover una transición más rápida hacia roles más estables y permanentes en la academia o la industria. Además, sugiere un compromiso con el desarrollo profesional continuo al asegurar que los postdoctorados no se queden estancados en posiciones que no evolucionan ni ofrecen el crecimiento deseado.
Es importante destacar que estas recomendaciones no son meras sugerencias aisladas pues han surgido de un año de recolección de datos y retroalimentación de la comunidad de investigación biomédica. La abrumadora mayoría de los comentarios recibidos —el 87%— expresaron preocupaciones sobre los salarios de los postdoctorados, destacando la sensación de estar "subpagados y sobrecargados de trabajo".
La propuesta de aumentar el salario mínimo a $70,000 ha sido recibida con entusiasmo por muchos. Neal Sweeney, postdoctorado en la Universidad de California, Santa Cruz y presidente del sindicato que representa a postdoctorados e investigadores académicos en el sistema UC, señaló que ha sido evidente desde hace tiempo que se necesita un cambio sistémico, especialmente en términos de aliviar la tensión financiera. Shelly Sakiyama-Elbert, decana adjunta de investigación y educación de posgrado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, agregó que la tasa mínima actual no ha seguido el ritmo de la inflación y ahora está muy por debajo de los mínimos institucionales de muchas universidades.
Sin embargo, la implementación de estas recomendaciones no está exenta de desafíos. Muchos investigadores principales (PI) se han preguntado cómo podrán mantener sus programas de investigación frente a salarios postdoctorales más altos al tener en cuenta que el límite de los "presupuestos modulares" para las subvenciones R01 del NIH ha permanecido estancado desde 1998. Además, existe un grado de preocupación por las posibles "consecuencias no deseadas" de estos cambios, como los impactos desproporcionados en profesores jóvenes y en instituciones con menos recursos como las universidades históricamente negras.
Tara Schwetz, co-presidenta del grupo de trabajo y subdirectora de coordinación de programas, planificación e iniciativas estratégicas del NIH, reconoció que, de implementarse, estas recomendaciones "pueden resultar en que se apoye a menos postdoctorados". Sin embargo, subrayó que esta es una realidad dada el estado del presupuesto.
La propuesta de aumentar los salarios y mejorar los beneficios para los postdoctorados es, sin duda, un paso audaz hacia el reconocimiento del valor real de estos profesionales en el campo de la investigación biomédica. A medida que la comunidad científica y las instituciones académicas reflexionan sobre estas recomendaciones, se abre una oportunidad única para redefinir la experiencia postdoctoral, no solo en términos económicos, sino también en cuanto a calidad de vida y desarrollo profesional.
Crédito del texto: Dr. Umberto León Domínguez.
Conoce más sobre el tema en:
https://www.science.org/content/article/nih-advisory-group-recommends-14-000-boost-postdoc-pay