Hay cuatro ciudades atractivas para migrantes en el norte de México: cónsul de El Salvador

En el tema de migración centroamericana, la situación en el sur de México es muy diferente a la del norte, especialmente en cuatro ciudades ya detectadas: Tijuana, Saltillo, Ciudad Juárez y Monterrey, que ya son un polo de atracción para vivir, de acuerdo con Raquel Romero Girón, cónsul de El Salvador en Monterrey.

“Una cosa es la situación que ocurre en el sur de México y otra, la que ocurre en el norte; en el sur, la situación está muy fuerte, está muy caliente la zona; aquí en el norte, al final, al ver que no pueden cruzar a Estados Unidos, la gente decide quedarse, la zona se les hace muy atractiva”, enfatizó la diplomática en la Universidad de Monterrey.

Romero Girón participó en el panel “Migración centroamericana: retos y cooperación”, organizado por la Sociedad de Alumnos de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, que se realizó este mediodía en la Sala de Juicios Orales de la UDEM.

En la mesa de análisis, también participaron Gabriela Leal, abogada en Casa Monarca, y la activista Victoria Ríos, en compañía de Philippe Stoesslé, profesor del Departamento de Derecho y Ciencias Sociales de la UDEM, como moderador.

Para la funcionaria centroamericana, Coahuila es el estado más ordenado en el tema de atención a migrantes, ya que cuenta con una fiscalía especializada que abarca toda la entidad y tiene bajo control a los migrantes de los cruceros a través de un censo y de políticas que les permiten reunir dinero para continuar su camino, pero no como medio de subsistencia permanente.

“Han hecho cursos de sensibilización para policías estatales y municipales; Coahuila está muy por delante de los demás estados del norte, en donde se tiene un mejor control de la situación de la migración, que sería interesante poderlo replicar en los demás estados”, propuso.

Romero Girón dejó en claro al alumnado que el fenómeno de la migración es multifactorial y que la población no busca migrar “solo porque le da la gana”, sino que hay una “explosión social” en los países latinoamericanos que orilla a la gente a irse de su país.

“Lo que hacen las pandillas es someter a la población para provocarla a que siga migrando, porque el negocio no se puede caer (…) he llegado a ver que la gente paga en mi país hasta nueve mil dólares para ir a Estados Unidos, ¡es un negociazo!, a veces hay autobuses hasta de 160 migrantes”, detalló.

Agregó que también existe un tema de corrupción en los países, lo que genera que la población tenga que migrar por falta de ingresos suficientes.

“Puedo decirles que la migración es multicausal, pero la situación de Centroamérica está generada desde hace años por muchas intervenciones de gobiernos que en su momento vieron sus propios intereses y no nos dejaron hacer a nosotros nuestros propios gobiernos: (…) no es solamente porque la gente quiera migrar: hay razones de fondo, y muy de fondo, que no lo vamos a resolver tan fácilmente”, sentenció.

Por su parte, Gabriela Leal destacó el incremento en las violaciones a los derechos humanos que ocurren tanto en los países de Centroamérica como en México y es una de las varias razones que fuerzan a los ciudadanos a migrar a otro país.

Otras de las razones son el exceso de violencia –que deriva de la presencia de las “maras”–; la escasez de oportunidades de desarrollo personal, profesional o familiar; la falta de acceso a la educación o a los servicios de salud.

“Si las personas salen de sus países de origen es porque sus vidas corren peligro, si ellos se quedan en sus países, son sujetos de violaciones de los derechos humanos, de omisiones o de acciones del gobierno; si no, son víctimas de delitos graves: secuestro, homicidio, violaciones”, sostuvo.

En su intervención, Victoria Ríos advirtió que, para muchos centroamericanos, el llamado “sueño americano” se ha convertido en un “sueño regio”, ya que la ciudad es un polo de atracción para los migrantes, porque hay trabajo y hay mucha industria en la región.

“Cada vez vemos a más centroamericanos, especialmente hondureños, quedándose en Monterrey y sus zona metropolitana y me sorprende que no tengamos una noción más profunda de la cultura del triángulo norte-centroamérica; el tránsito no es ya solo una cuestión de: ‘paso tres días y sigo hacia el norte’, también hay una noción de tránsito extendido, que las personas se van quedando, un ‘mientras’ que se convierte en seis meses o un año o de forma permanente”, relató.

Ríos manifestó que el fenómeno migratorio en Monterrey ya genera retos como población y “como la ciudad que presumimos ser”, las personas que se establecen en la localidad ya tienen familia: “regios catrachos”, pero también salvadoreños, guatemaltecos, venezolanos y colombianos.

“Es necesario que empecemos a atender estas necesidades de la gente que se queda, porque esas niñas y esos niños van a empezar a ir a la escuela y ¿qué va a pasar? (…) son retos de los gobiernos local y federal y son cosas que nos tocan a nosotros, como ciudadanos y personas que conviven y compartimos espacios”, afirmó.