Teorema lunar tiene nuevo hogar
Erguida, en rojo y gris, frente al sol poniente, Teorema lunar, la obra de acero creada por Manuel Felguérez con la rigurosidad de una proposición matemática, encontró un nuevo hogar en la plaza de la Estoa, la nueva puerta de entrada a la Universidad de Monterrey.
En el marco del 50 aniversario de la fundación de la UDEM, la escultura conformada por 12 piezas que casi alcanzan los 20 metros de alto y 38 toneladas de peso fue inaugurada este viernes.
La inauguración de la obra creada por el artista plástico zacatecano se realizó con la presencia de Álvaro Fernández Garza, presidente del Consejo de la UDEM, el rector Mario Páez González y el propio autor, acompañado por su esposa, Mercedes Oteyza.
ORIGEN
A principios de los años 80 se integró un comité que quería transformar la capital regiomontana en una ciudad con obras de arte que dieran testimonio de su esencia: carácter recio, industrial, con mucho empuje, vocación para el trabajo y también, deseosa de cultura.
El grupo, que estaba formado por varios industriales, se dio a la tarea de buscar a los 12 mejores artistas plásticos de México. El propósito era que cada artista produjera una obra con los materiales que distinguían a cada industria participante: acero, cemento, cerámica… a fin de llenar de esculturas el trayecto que va desde el aeropuerto hasta la salida a Saltillo.
Entre los seleccionados se encontraban Rufino Tamayo, Luis Barragán y Manuel Felguérez.
Alrededor de 1982 la obra monumental de Felguérez se instaló frente al complejo industrial Akra – Nylon de México, para dar una identidad a la zona, en La Leona, sobre la avenida Díaz Ordaz, donde permaneció hasta 2009, cuando el corporativo vendió los terrenos de la planta.
EL MAESTRO
Felguérez cuenta con una sólida preparación en México y Europa. Destaca, en particular, su paso por la Academia Grande Chaumière, donde adquirió el rigor del estudio, aprendió a trabajar con disciplina y a construir buenas relaciones con su equipo de artesanos.
Posteriormente, obtuvo una beca que lo llevó a Estados Unidos para estudiar junto con uno de los grandes matemáticos de la época. En mancuerna desarrollaron un proyecto que consistía en experimentar con el arte y las matemáticas a través de la información que suministraban a una computadora. De ahí surgió su afición por la geometría, la exactitud, las formas y se alejó de la “imperfección de la mano”.
Felguérez se ha ganado el reconocimiento de México y el mundo. Junto con Tamayo, tiene una escultura monumental sobre Paseo de la Reforma en la Ciudad de México, son los únicos dos mexicanos con piezas en el edificio de la ONU en Nueva York y, ahora, coinciden nuevamente en la Universidad de Monterrey, donde Teorema Lunar encuentra un espacio inmejorable”, dijo Álvaro Fernández Garza, presidente del Consejo UDEM.
ALFA, EL GRAN BENEFACTOR
El empuje de la iniciativa privada para dinamizar la vida artística de la ciudad ha sido clave. En particular, el trabajo de Alfa ha permitido acercar las obras de arte de reconocidos mexicanos a una parte más amplia de la población. De esta manera ha favorecido la sensibilidad, reflexión y juicio crítico de la sociedad.
La Universidad de Monterrey agradece la generosidad de Alfa ha expresado con este donativo pues permite que la esté disponible para el disfrute de la comunidad educativa y de todos cuantos visiten el campus.
UDEM, FORMANDO EN ARTE Y HUMANISMO
La Universidad de Monterrey cuenta con una rica y variada colección de arte, ahora, al recibir “Teorema Lunar” refuerza el compromiso de continuar formando en arte y humanismo, no solo a sus alumnos sino a la comunidad en general.
Por sus dimensiones, estética y ubicación inmejorable, sin duda, esta pieza de Manuel Felguérez se volverá un referente geográfico y estético para Monterrey, y en particular, para la zona de Valle Poniente.
RESTAURACIÓN
Dado que la pieza estuvo a la intemperie fue necesario un minucioso trabajo de restauración. Isaac Sepúlveda Fernández, director de Metro Proyectos Arquitectónicos, comentó que la rehabilitación de la obra duró cuatro meses, en los que se repararon entre un 20 por ciento y un 40 por ciento de las piezas que la componen y se recuperaron los colores originales.
La intervención se basó en la conversación que se tuvo con Felguérez y con su esposa, Mercedes Oteyza, además del apoyo de la UDEM a partir de un registro sobre sus piezas, sus materiales y los datos técnicos.
Una de las ventajas de la restauración fue que el maestro Felguérez recordaba con nitidez los colores de la pieza y, además, decidió mantenerse fiel a la propuesta original sin hacer más modificaciones.
Felguérez y Tamayo son los únicos mexicanos que tienen obra en el edificio de la ONU, en Nueva York, ambos, coinciden también en el Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México y, ahora, en la Universidad de Monterrey.
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