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Desde fiebres y “malos humores” hasta el coronavirus: las epidemias en NL

08 Abr.2020
Autor: UDEM
Créditos: archivo UDEM

Nuevo León cuenta con un registro de evidencias de epidemias en diferentes épocas, desde la Colonia; en algunas disposiciones sanitarias hay similitudes, mientras que otras fueron producto de la poca información científica disponible, como el prender fogatas públicas para purificar los “malos humores”.

El distanciamiento social, los hábitos higiénicos o el cierre de vías de comunicación han sido algunas de las medidas y orientaciones de prevención que han coincidido a lo largo del tiempo, tal como actualmente se vive esta experiencia a partir de la declaración del coronavirus Covid-19 como pandemia.

Luis Alberto García García, profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Monterrey, comentó que las alertas sanitarias más recientes en 2009 y 2003 parecen no ser tan significativas en comparación con la actual y la que ocurrió en 1918, por lo que se puede afirmar que hubo un lapso de tres generaciones sin epidemias de alto riesgo en la entidad.

“A mis abuelos, que ya no viven, nacidos en 1911 y en 1917, les tocó vivir la epidemia de 1918 de niños, o sea, llevamos tres generaciones sin epidemias; también son cuestiones cíclicas y se sabe que, eventualmente, esto va a volver a pasar”, mencionó.

Luis Antonio Sánchez López, profesor del Departamento de Ciencias Clínicas, confirmó que tanto en la contingencia de SARS de 2002 como en otra que hubo en 2012, MERS CoV, ambas de coronavirus, no hubo ningún impacto social, ni mediático, ni económico.

Adicionalmente, en la pandemia de influenza H1N1 de 2009-2010 en México, se tuvieron ciertas restricciones de movilidad, aunque realmente no se llegó tampoco a lo que se vive ahora.

“Esa influenza española (de 1918) tuvo mayor mortalidad que la Primera Guerra Mundial, y socialmente estábamos como ahora en cuanto a medidas preventivas, miedo, economía”, recalcó.

ENFERMEDADES CONTAGIOSAS DE IMPORTACIÓN

Desde las más antiguas emergencias sanitarias, en 1648 y 1661 con brotes de viruela, que narra Alonso de León, se puede considerar que las enfermedades contagiosas no han sido endémicas, sino de importación, que iniciaron en otros continentes y se propagaron a través de los viajeros y las redes comerciales, según García García.

En el siguiente brote de viruela, en 1798, se registraron 11 mil 500 infectados en todo Nuevo León y mil 19 decesos a causa de la enfermedad, sin más remedio que un método de inoculación del mismo virus para generar anticuerpos, a lo cual la población se negaba por desconfianza, a pesar de que el gobernador y su familia se inocularon para poner el ejemplo.

“Es la época de la Ilustración, finales del siglo XVIII, y empieza a haber una aproximación más científica hacia este tipo de fenómenos; por primera vez se intentó la inoculación, un método antiguo de vacunación, pero el problema es que la población no sabía (…), la gente se negó a ser inoculada, veían esto como algo malo y, por no tomar una medida tan simple, mucha gente murió”, relató.

Monterrey era una pequeña comunidad alrededor del río Santa Catarina, refirió García; en medio de múltiples canales de riego de los ojos de agua de Santa Lucía había acumulación de agua, lo que producía brotes de dengue, a los que llamaban “fiebre”.

Después, en 1833, golpeó a la ciudad una epidemia de cólera que se extendió a nivel mundial, sin saber si se introdujo a México por Cuba hacia Yucatán y Veracruz o con los colonos de Texas, cuando este estado pertenecía al territorio nacional.

Hubo pánico, también hubo cuarentena, se bloquearon las fronteras, no dejaban desembarcar mercancías o viajeros de barcos”, mencionó.

Solamente en La Habana, Cuba, murieron ocho mil 316 personas de una población aproximada de 240 mil; en Tampico, fallecieron mil 200 pacientes de una población de tres mil habitantes; Monclova tuvo 458 decesos de cinco mil vecinos; y en Monterrey, perecieron 608 de una población de 13 mil 645.

“No era una enfermedad endémica, sino que después se convirtió en nativa de la zona en el siglo XIX, porque la gente no sabía que tomar agua contaminada era la forma de transmisión: la gente tiraba desechos al río y se volvió un caldo de cultivo”, expuso.

El historiador narró que, en 1849, se registró otra epidemia de cólera en Nuevo León, que minó la salud del gobernador José María Parás y, después de ordenar algunas disposiciones contra este padecimiento y renunciar al cargo, provocó su muerte.

En siglo XIX, se ordenaba el distanciamiento social, hacían fogatas públicas para quitar los ‘malos humores’, porque se pensaba que el virus se transmitía a través del aire, y comenzó un fervor religioso a ciertos santos, con sus procesiones, para que ayudaran contra las epidemias”, relató.

Con resultados más funestos que los de las contingencias anteriores, en 1918, llegó a Nuevo León la epidemia que se denominó “influenza española”, en la que perecieron aproximadamente cinco mil personas en el estado, que representó el 2 % de la población.

“Se imprimió un instructivo para prevenir el contagio: se pedía evitar salir a lugares públicos y se recomendaba a la gente el aseo de manos”, indicó.

COMO EN LAS ANTERIORES PANDEMIAS

Sánchez López estableció que, como en la pandemia de 1918 de influenza española, en la situación del coronavirus Covid-19 aún no hay tratamiento ni vacuna, pero la gran diferencia la hacen los medios de comunicación en la transmisión de mensajes hacia la comunidad.

Si comparamos la influenza española de 1918 con el coronavirus actual, clínicamente estamos en la misma condición de no tener una respuesta científica ante el padecimiento”, reconoció, solo con las medidas de mitigación, como la cuarentena y los hábitos de higiene, además de los cuidados para el personal de salud con el uso de mascarillas y de trajes plásticos.

El profesor de la UDEM subrayó, sin embargo, que la tecnología ha avanzado en el lapso en que se desarrolla una vacuna, porque ahora, al menos, se habla de que en un año podría estar lista la vacuna para esta enfermedad, cuando antes tardaban años.

“También, en cuanto a tratamiento, hay nuevos avances y se empiezan a ver varias sustancias que nos podrían ayudar”, comentó.

El punto importante es que los medios de comunicación y el internet han estado ayudando en poder estar al pendiente y que la gente se mantenga informada y haga caso a las recomendaciones”, señaló.

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