De tarea: enseñar a los niños a socializar
-
En el marco del Día del Niño, especialista en educación de la Universidad de Monterrey llama a fomentar que los más pequeños de casa estén en contacto con el mundo y jueguen con sus pares para hacer frente a las afectaciones que trajo la pandemia de COVID-19
Además de reforzar los conocimientos de matemáticas, lectura y ciencias que resultaron afectados por la pandemia de COVID-19, los padres de familia tienen otra tarea pendiente con los niños y las niñas: ayudarlos a socializar después del largo periodo de confinamiento que trajo la emergencia sanitaria.
Y es que a través de la convivencia de calidad entre pares -aquella que se logra con las interacciones cara a cara en cada espacio de juego y/o en los salones de clase- los pequeños en edades más tempranas sientan las bases del vital desarrollo social que los ayuda a insertarse exitosamente en la comunidad, apunta Mónica Quintanilla Martínez, docente de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Monterrey.
Las afectaciones en la socialización son particularmente evidentes en los niños pequeños, de 6 años para abajo, que no contaron con la presencia de hermanitos o primos de edades cercanas en sus casas. El no poder pasar tiempo con compañeros o pares por estar encerrados trajo varias consecuencias en su desarrollo y quizá las más evidente es el lenguaje”, apunta la especialista en educación.
Específicamente, ahonda, cuando las y los pequeños interactúan a través del juego aprenden los convencionalismos, las normas, los estilos de discurso, los patrones lingüísticos y sus aplicaciones, aparte de que crean lazos afectivos. Así, la socialización está aunada a vitales y múltiples desarrollos cognitivos, subrayando la necesidad de reforzarla ahora que la etapa de confinamiento terminó.
“Sí, por supuesto que los vínculos afectivos con los padres son importantes, pero llega una edad en la que no son suficientes y los niños deben salir al mundo para comprenderlo”. Aseveró que ya están observando los efectos negativos de la falta de socialización: se ve a chicos con miedo de ir a jugar, aparte de que sus niveles de lenguaje no son los esperados para sus edades, o sea, batallan con el vocabulario y este es reducido, usan frases sumamente cortas, no saben formar oraciones correctamente, ni son capaces de mantener conversaciones cuando es esperado que puedan.
Frente a dicha realidad, la docente de la UDEM invita a los padres de familia a asegurar que sus hijos en edades tempranas tengan contacto con el mundo, evitando las actividades sedentarias individuales -como ver videos en celulares, computadoras o tablets- y privilegiando los paseos y las citas de juego.
Pero, ¿qué hacer si los niños están renuentes o temerosos de convivir? Aquí es vital el diálogo, explica Quintanilla Martínez: “mi invitación es que observen a sus hijos y además pregunten a sus maestros cómo van en las diferentes facetas del desarrollo. Decirle a los hijos ‘no pasa nada ́ cuando muestran miedo está prohibido porque invalida sus emociones. En vez, es preguntarles qué sienten, escucharlos y decirles ‘¿qué podemos hacer juntos?’”
“Si notan una problemática emocional o del lenguaje, la recomendación es ir con el especialista cuanto antes. He visto cómo muchos papás dicen ‘se le quita con el tiempo’ sin imaginar la huella que les dejó el encierro. Por eso repito: si ven que sus hijos en edades tempranas tienen problemas con el lenguaje, están ansiosos, no regulan sus emociones o presentan berrinches constantes, busquen asesoría profesional porque vale más ir a terapia dos minutos antes que un minuto después”.
Escribe un comentario