Úrsula Martínez
Aún recuerdo mi primer día entrando al Campus UDEM como estudiante en la licenciatura en Nutrición: diecisiete años de edad, con una mezcla de sentimientos contradictorios, temor y valor, inseguridad y deseo de superación, sentimientos fundamentados en la incertidumbre de iniciar una carrera universitaria, en una gran escuela como es la UDEM.
Cinco años después y hoy me encuentro sentada frente a un microscopio en el laboratorio de biología molecular en la Universidad de Barcelona, desarrollando un doctorado que tiene como objetivo participar en el desarrollo y entendimiento de innovadoras terapias moleculares y nutricionales para tratar enfermedades metabólicas y que aquejan día tras día a nuestra sociedad. Nuevas terapias que implican el desarrollo de dietas que permiten modificar la expresión de genes y aumentar la actividad hormonal para mejorar el perfil de lípidos y la sensibilidad a la insulina, así como la pérdida de peso, todo esto para mejorar la condición de obesidad y sus patologías asociadas.
Durante mi recorrido universitario, trabajé en el área de nutrición, tanto clínica como en investigación, lo que me permitió obtener una amplia experiencia que definió en gran medida mi futuro profesional. Además, durante mi formación universitaria, tuve acceso al programa de honores en liderazgo e impacto social, el cual desarrolla un sentido de consciencia social e incita a cuestionarte continuamente y a generar soluciones sobre el mundo que nos rodea. Pero, sobre todo, en la UDEM aprendí a pensar fuera de la caja, a no poner barreras, mentales ni territoriales. Recibí una educación que abre puertas y rompe límites. Una educación que da respuestas y otorga sentido.